Las consultas psicológicas permiten a las personas tomar conciencia de la definición de su identidad de género (si hay alguna confusión) y definir procesos individualizados donde haya un correcto conocimiento y expectativas realistas. El apoyo psicológico durante un proceso de afirmación de género no es obligatorio, pero la persona puede solicitarlo en algunos momentos delicados como lo son la salida del armario, la transición social, los cambios tras las terapias hormonales, la inserción laboral, etc. Además, si la persona tiene la intención de solicitar un cambio de nombre en los documentos (rectificación registral) y/o someterse a una cirugía de afirmación de género, se puede elaborar un informe psicológico que indique la necesidad de dicha cirugía para el bienestar de la persona. Este informe se puede presentar ante el Tribunal de residencia, al que se debe presentar la solicitud de autorización, tal y como establece la Ley nº 164 de 14 de abril de 1982, titulada “Normas en materia de rectificación de la atribución de sexo”.

Si la persona manifiesta el deseo de cambiar su cuerpo, se le puede prescribir un tratamiento hormonal. Basándose en la 8ª edición de los Estándares de Atención de la Asociación Mundial para la Salud Transgénero (World Professional Association of Transgender Health, WPATH) y en otras directrices internacionales, deben cumplirse los siguientes criterios para poder recibir el tratamiento hormonal: (i) Incongruencia de género marcada y estable; (ii) Capacidad para proporcionar un consentimiento informado para el tratamiento; (iii) Si existen problemas de salud física y/o psicológica que puedan interferir en el resultado de la terapia, estos deben ser abordados; (iv) Comprensión de los efectos de la terapia hormonal sobre la fertilidad y discusión sobre las posibilidades de preservación de la fertilidad. La terapia hormonal tiene que ser individualizada según las necesidades de cada persona: en una persona asignada como hombre al nacer la terapia puede ser feminizante y/o desmasculinizante, mientras que en una persona asignada como mujer al nacer puede ser masculinizante. En el tratamiento hormonal feminizante, se suele administrar hormonas estrogénicas (por ejemplo, para aumentar el tamaño de los pechos o hacer que las curvas sean más femeninas), mientras que los antiandrógenos se utilizan para desmasculinizar el cuerpo (por ejemplo, para reducir la vellosidad o las erecciones). En el tratamiento hormonal masculinizante, se suele administrar la hormona testosterona. El tratamiento hormonal debe adaptarse a las necesidades y objetivos de la persona, teniendo en cuenta su estado de salud general.

La persona transgénero que desee someterse a una cirugía de afirmación de género en Italia, si ya ha obtenido una sentencia de rectificación del nombre y del género registral, podrá someterse a dicha intervención libremente, sin necesidad de una autorización previa por parte del Tribunal (Corte Constitucional, sentencia n. 143/2024). Solo en ausencia de rectificación registral, cuando el Tribunal haya considerado insuficiente el proceso de afirmación de género llevado a cabo para dicha rectificación, será necesaria la autorización emitida mediante sentencia por el Tribunal de residencia (con excepción de la mamoplastia de aumento en personas AMAB).  

En caso de que la persona desee someterse a la intervención en el extranjero, la sentencia del Tribunal podría no ser necesaria, ya que no siempre es un requisito específico en el país donde se decida realizar la intervención.  

Las cirugías consisten en la modificación de las características sexuales primarias y/o secundarias con el objetivo de adaptar la apariencia física de la persona a su identidad de género.  

Es fundamental que, antes de emprender un proceso quirúrgico de afirmación de género, la persona sea consciente de que este procedimiento no es obligatorio en ningún caso y que no se trata de una cirugía capaz de asignar completamente las características sexuales deseadas. De hecho, estas intervenciones pueden implicar la extirpación de los órganos genitales presentes (útero y ovarios; testículos y pene), pero hasta la fecha, los conocimientos científicos no permiten la asignación de órganos genitales del género deseado.  

El equipo quirúrgico tiene la responsabilidad de explicar a la persona todos los aspectos relacionados con la intervención y sus posibilidades de realización, de manera que pueda desarrollar expectativas realistas y, en consecuencia, alcanzar un buen nivel de satisfacción con los resultados obtenidos.

Para la reasignación registral, es necesario solicitar la autorización al Tribunal de residencia. Para ello, se debe presentar evidencia de la disforia de género/incongruencia de género, incluida documentación médica y/o psicológica. Según las sentencias de la Corte de Casación y del Tribunal Constitucional, si la persona no considera necesario, para su bienestar psicofísico, someterse a intervenciones quirúrgicas de afirmación de género, puede solicitar únicamente la rectificación del nombre y del marcador de género.