La voz, que utilizamos a diario para comunicar conceptos y emociones, contribuye significativamente a nuestra identidad de género.
La altura tonal (o tonalidad) de la voz, ya sea aguda o grave, está dada por la frecuencia del sonido, es decir, el número de ciclos de apertura y cierre de las cuerdas vocales por segundo. La frecuencia de vibración de las cuerdas vocales depende de su longitud, masa y tensión, por lo que es posible elevar el tono de la voz aumentando la tensión y/o reduciendo la masa y/o la longitud de las cuerdas vocales. La voz femenina tiene un tono de aproximadamente 170 a 230 Hz (Hz es la unidad con que se mide la frecuencia), mientras que la voz masculina oscila entre 90 y 140 Hz aproximadamente. La feminización de la voz puede lograrse mediante la logopedia, que siempre se lleva a cabo junto con la cirugía.
Cabe señalar que cuanto los coautores escriben a continuación ha sido acordado con los representantes del ISS, tiene sólo una finalidad informativa y es, en todo caso, una simplificación inevitable de lo que es necesario para la feminización de la voz. Los especialistas explican al paciente todos los detalles del procedimiento durante la primera consulta y en el momento de la obtención del consentimiento informado para la eventual intervención quirúrgica.
Antes de someterse a un eventual procedimiento quirúrgico, la persona interesada deberá:
En otros lugares y en otros momentos se hará:
En algunos centros, existe un proceso de atención integral, por lo que el contacto inicial antes de la evaluación especializada de la voz puede realizarse con personal dedicado a este proceso.
La evaluación del especialista en foniatría permitirá comprender si es necesario realizar una rehabilitación logopédica antes de someterse a la intervención y si existen indicaciones para la misma. En general, una persona transgénero con sexo masculino asignado al nacer utiliza un registro de falsete (estirando las cuerdas vocales al hablar), que deberá abandonar antes de realizar la intervención para cambiar el tono de la voz.
En general, si se está tomando medicamentos con prescripción médica, hay que hablarlo con el especialista. Puede ser necesario dejar de tomarlos varios días antes de la cirugía. El tratamiento farmacológico puede reanudarse según el criterio del médico. Por el contrario, no es necesario interrumpir la terapia hormonal que se pudiera estar siguiendo.
Aproximación cricotiroidea
El procedimiento quirúrgico más común para elevar el tono de la voz es la aproximación cricotiroidea (tiroplastia tipo IV), que también puede incluir la remodelación de la manzana de Adán (una protuberancia que se observa principalmente en las personas de sexo masculino en el cuello). La aproximación cricotiroidea eleva el tono de la voz al aumentar la tensión de las cuerdas vocales. La operación comienza con una incisión de unos 3-4 cm en la piel del cuello. A continuación, se juntan (aproximan) los cartílagos tiroides y cricoides. El cartílago tiroides es la estructura cartilaginosa que forma la manzana de Adán en la parte exterior del cuello y contiene las cuerdas vocales. El cartílago cricoides tiene forma de anillo y constituye la parte inferior de la laringe. En la parte anterior, los dos cartílagos se unen a través de la membrana cricotiroidea. Aplicando unos puntos de sutura, los dos cartílagos se acercan, lo que provoca un estiramiento de las cuerdas vocales y un aumento del tono de la voz. A continuación, se sutura la piel con un punto estético (un tipo de sutura que suele garantizar unas cicatrices menos visibles). Si es necesario, se aplica un pequeño drenaje (un tubo fino que permite la salida de líquidos a una pequeña bolsa unida a él), que se retirará en los días siguientes a la operación. Por último, se colocan unos parches sobre la sutura. La operación se realiza bajo anestesia general. La duración de la intervención varía en función de las dificultades quirúrgicas.
Glotoplastia
Otra intervención utilizada para elevar el tono de la voz es la glotoplastia, que actúa sobre la longitud de las cuerdas vocales reduciendo su parte vibratoria. La operación se realiza por vía endoscópica en microlaringoscopia (es decir, sin cortes externos), introduciendo en la boca un tubo metálico rígido (laringoscopio) que, con el uso de un microscopio quirúrgico, permite ver el interior de la laringe y, por tanto, las cuerdas vocales. La membrana mucosa de la parte anterior de las cuerdas vocales se retira, utilizando microtijeras y un despegador o el láser de CO2, y luego se sutura la parte anterior de las cuerdas vocales y se reduce la longitud de la parte vibratoria. La glotoplastia se realiza bajo anestesia general. La duración de la operación varía en función de la dificultad quirúrgica.
La hospitalización es de 1 a 2 noches (variable según el decurso y las necesidades clínicas).
Después de la cirugía de aproximación cricotiroidea (tiroplastia tipo IV), la persona debe respetar un período de silencio absoluto de 7 a 10 días. Este silencio es de crucial importancia y su incumplimiento puede comprometer fuertemente el resultado final. En el post operatorio de la intervención de glotoplastia, la persona debe hablar en un susurro y evitar toser, para consolidar la sutura de las cuerdas vocales y evitar la ruptura prematura de las suturas, que se reabsorben en unas tres semanas.
La primera revisión fonoaudiológica/logopédica está prevista entre 7 y 10 días después de la operación. Unas tres semanas después de la operación, la persona debe realizar un curso de rehabilitación logopédica para optimizar el resultado quirúrgico y armonizar la “nueva voz” en el contexto social, laboral y familiar. También se recomienda una revisión trimestral, al menos durante el primer año después de la operación.
Como todos los actos médicos y quirúrgicos, aunque se realicen con habilidad y experiencia, de acuerdo con los estándares y normas científicas vigentes, la cirugía de aproximación cricotiroidea puede conllevar riesgos de complicaciones, aunque infrecuentes, como por ejemplo:
Entre las complicaciones relacionadas con la voz se encuentran:
En lo que respecta a la glotoplastia, la complicación más importante, si es que la hay, es la ruptura de la sutura entre la parte delantera de las cuerdas vocales, que puede ocurrir especialmente si la persona no cumple con las normas de comportamiento y las terapias post operatorias prescritas. Por consiguiente, la elevación del tono de voz no alcanza el resultado esperado y aparece la disfonía debido a la reducción de la vibración de la parte anterior de las cuerdas vocales que se había “decorticado” y la comisura glótica anterior ya no tiene un ángulo agudo. En estos raros casos se realiza una glotoplastia de revisión.
Las evaluaciones y los exámenes instrumentales pre y post operatorios se realizan con el pago regular del ticket del servicio sanitario, teniendo en cuenta las posibles exenciones. Si la intervención quirúrgica se realiza con una convención, es gratis, mientras que cuando se lleva a cabo de forma autónoma, se cobran honorarios. En algunos lugares, la rehabilitación logopédica (antes y después de la cirugía) corre a cargo de la persona.