Las personas que cumplen los siguientes requisitos pueden someterse a una operación de vaginoplastia por inversión peneana:
Aunque no es un criterio explícito, se recomiendan visitas periódicas, acordadas en función de las necesidades individuales, con un psicólogo y/o un especialista médico (por ejemplo, endocrinólogo).
Estos requisitos se indican en las publicaciones científicas de la sección “Bibliografía”.
Cuando se cumplan los criterios necesarios para la intervención quirúrgica (véase más arriba), el interesado deberá:
Suspensión de la terapia hormonal con estrógenos desde un mes antes de la cirugía hasta quince días después. En general, si se está tomando algún medicamento con prescripción médica, hay que hablarlo con el especialista. Puede ser necesario dejar de tomarlos varios días antes de la cirugía. El tratamiento farmacológico puede reanudarse según el criterio del médico.
La operación consta de dos fases, una de demolición y otra de reconstrucción.
En la fase de demolición, se extraen los órganos genitales originales: testículos, epidídimos y funículos (sacos y canales que contienen los espermatozoides), pene y parte de la uretra (la uretra es un canal que conecta la vejiga con el exterior y constituye la última parte del tracto urinario). Hay que tener en cuenta que la próstata no se extirpa. La fase de demolición de la operación impide de forma irreversible la capacidad de procrear. En la fase reconstructiva se crea una nueva vagina (neovagina) entre el recto y la vejiga utilizando la piel del pene y el escroto (la bolsa que envuelve los testículos). Por ello, es imprescindible la eliminación definitiva de los vellos de la piel del escroto antes de la operación para evitar su presencia en el interior de la neovagina. A continuación se realiza la vulvoplastia, es decir, la creación de los genitales externos (clítoris, labios mayores y labios menores) y la apertura de la uretra al exterior para poder orinar. En particular, una parte del glande (vértice del pene) se conserva durante la fase de demolición para construir un clítoris que permite, en la mayoría de los casos, una buena sensibilidad erótica durante las relaciones sexuales. Al final de la operación, se introduce una gasa empapada en desinfectante en la neovagina, se coloca un catéter urinario (una cánula que permite eliminar la orina) y se aplica un vendaje de compresión.
La persona debe permanecer en cama durante unos días. Luego se le pone de pie y se le retira la gasa, el catéter y el vendaje. A continuación, con ayuda de dilatadores, se inician las maniobras para la dilatación vaginal, que el personal médico enseñará y que deben realizarse todos los días, dos veces al día durante los primeros meses después de la operación y durante el resto de la vida siguiendo las instrucciones del cirujano. Las relaciones sexuales pueden reanudarse unos dos meses después de la operación.
La vaginoplastia por inversión peneana sigue siendo la técnica de primera elección a nivel internacional por sus excelentes resultados estéticos y funcionales y debido al menor riesgo de complicaciones.
La intervención dura entre cuatro y cinco horas y se realiza bajo anestesia general.
La operación de vaginoplastia por inversión peneana requiere una hospitalización de 5 a 8 días, dependiendo del estado de la persona y de la recuperación post operatoria.
Las complicaciones de la vaginoplastia por inversión peneana se dividen en inmediatas y secundarias.
Complicaciones inmediatas:
Complicaciones secundarias (después de un tiempo de la cirugía):
Servicio Nacional de Salud (SSN): sin costo/ gratuito.
Práctica privada: a discreción del profesional.
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