Cada vez más se habla de identidad de género, transgénero y trans, pero desgraciadamente estos términos no siempre se utilizan correctamente. Para evitar confusiones, es importante entender de qué estamos hablando.
Cada persona tiene su propia identidad sexual, que está formada por varios componentes: identidad de género, rol de género, orientación sexual y sexo biológico.
La identidad de género se refiere a la forma en que una persona se define a sí misma en relación con el género al que siente que pertenece o con el cual se identifica: una persona puede definirse como hombre, mujer o ambos, o como perteneciente a un género distinto de estos dos. Todas las identidades de género son naturales (normales).
En la mayoría de los casos, la identidad de género coincide con el sexo biológico, es decir, con las características biológicas (por ejemplo, genitales, hormonas o cromosomas) con las que nace una persona. Por lo general, las personas nacen con un sexo masculino o femenino. Sin embargo, algunas personas nacen con características físicas que no pueden definirse como exclusivamente masculinas o femeninas; en esos casos se habla de condiciones intersexuales.
El rol de género es la forma en que una persona expresa su pertenencia a un género. Lo que se considera típicamente masculino o femenino está influenciado por la zona geográfica, el momento histórico y el entorno sociocultural en el que se vive, por lo tanto, cada persona tiene su propia forma de expresar el género al que siente que pertenece o con el cual se identifica.
La orientación sexual indica la atracción física y/o sentir romántico-emocional que se siente/nutre hacia otra persona. Hay muchos tipos de orientación sexual y todos son normales. Por ejemplo, una persona homosexual (gay) es un hombre que se enamora y/o se siente atraído por otros hombres, una lesbiana es una mujer que se enamora y/o se siente atraída por otras mujeres, una persona pansexual es una persona que se siente atraída por personas independientemente de su género. La orientación sexual de una persona no tiene ninguna relación con su identidad de género, por lo que no se sobrepone a esta última y no debe confundirse con ella.
Una persona se define como cisgénero cuando tiene una identidad de género acorde con su sexo biológico: por ejemplo, una persona que se siente mujer y ha nacido con características físicas femeninas. En cambio, una persona transgénero suele tener una identidad de género que difiere de las características sexuales biológicas.
Ser transgénero es una condición normal y no una enfermedad. Algunas personas transgénero (pero no todas) se sienten incómodas con esta condición y, por tanto, deciden modificar su cuerpo a través de tratamientos hormonales y/o cirugía para que se parezca más a cómo se sienten. La condición por la que una persona tiene un desajuste entre la identidad de género y el sexo biológico también se llama incongruencia de género.